Cuento "Historia en el Roble" 1ª Parte
Lewim era la mariposa más linda del prado y todas las flores del lugar suspiraban al verla volar, con sus espléndidas alas de color turquesa y su cuerpecillo gracioso y delicado, color violeta. Al atardecer, cuando los últimos rayos de Sol acariciaban sus alas, era la imagen más hermosa que podían contemplar los ojos de Mornan.
Mornan, era el girasol más grande de un rinconcito del prado, estaba situado junto a un hermoso roble, desde el cual se podían divisar toda la pradera, Mornan poseía la mejor vista del lugar y estaba rodeado de un sin fin de tréboles, aunque no poseían la hermosura de las flores, eran las plantitas que más querían a Mornan y las que vigilaban por la armonía de su zona en el prado: La zona del Roble.
Aquí todos vivían en paz, los pajarillos siempre buscaban el cobijo del Roble y todas las tardes se organizaban unas brillantes tertulias entre todos; Roble, Mornan, los tréboles, los conejitos que tenían allí su madriguera, los escarabajos que después de un día ajetreado de trabajo reposaban en las raíces del árbol junto a los demás.En fin, todo allí era maravilloso y feliz, Mornan era muy querido por todos; pues aunque su aspecto grandote y de colores variopintos no eran apreciados por el resto de las flores del prado; en Roble era el estandarte, todos lo admiraban por su inteligencia y su bondad, su corazón era tan grande, que entre sus pétalos cobijaba a cualquier insecto que volara por allí o necesitara refugio y alimento por unos días, aunque éstos a veces le perjudicaran, rompiéndoles sus hojas y dejándoles parásitos por largas temporadas.
Mornan, siempre había visto a Lewim volar por las otras flores, veía como se divertía posando en una y en otra, como cuidaba sus lindas alas con las gotitas de rocío que quedaban en las hojas de los girasoles. ¡Ohhh! para él, era el momento más feliz de su vida; o ver como se acurrucaba Lewim para dormir entre los tulipanes.
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